Un par de días después de publicar este artículo en el que hablo sobre mi adicción a comprar libros, Anne-Laure Le Cunff publicó este otro artículo en el que trata el concepto de «antibiblioteca», acuñado por el ensayista e investigador libanés Nassim Nicholas Taleb:

El escritor Umberto Eco pertenece a esa reducida clase de eruditos que son enciclopédicos, perspicaces y amenos. Posee una extensa biblioteca personal (con más de treinta mil libros), y divide a los visitantes en dos categorías: aquellos que reaccionan con un «¡Oh! Signore professore dottore Eco, ¡vaya biblioteca tiene usted! ¿Cuántos libros de éstos ha leído?», y los demás —una minoría muy reducida—, que saben que una biblioteca privada no es un apéndice para estimular el ego, sino una herramienta para la investigación. Los libros leídos tienen mucho menos valor que los no leídos. Nuestra biblioteca debería contener tanto de lo que no sabemos como nuestros medios económicos, la hipoteca y el actual mercado activo, competitivo y con escasa variación de precios de la propiedad inmobiliaria nos permitieran colocar. Acumularemos más conocimientos y más libros a medida que nos hagamos mayores, y el número creciente de libros no leídos sobre los estantes nos mirará con gesto amenazador. En efecto, cuanto más sabemos, más largas son las hileras de libros no leídos. A esta serie de libros no leídos la vamos a llamar antibiblioteca.

El cisne negro, Nassim Nicholas Taleb (Grupo Planeta)

En japonés, tsundoku significa comprar un libro, no leerlo y dejarlo apliado sobre otros libros no leídos. Esto del tsundoku me ha parecido muy incómodo y vergonzoso durante muchos años. Todo gira en torno a esa pregunta dolorosa, que da igual si te la haces tú misma o te la suelta alguién: ¿otro libro que no te vas a leer?

De ‘Lost in Translation’, Ella Frances Sanders (Libros del Zorro Rojo)

Bueno, pues después de descrubrir que los libros no leídos pueden ser muy valiosos y al empezar a verlos como una herramienta de investigación me he comprado libros sin culpa. Por ejemplo, este tocho de Niklas Luhmann, su teoría de sistemas, que hasta ahora no me lo había comprado porque sabía que no me lo iba a leer de arriba a abajo en un tarde:

Según Anne-Laure, al abrirnos a la posibilidad del abismo de lo desconocido, una antibiblioteca puede ser un antídoto para el efecto Dunning-Kruger, según el cual tendemos a sobreestimar el alcance de nuestros conocimientos. Estar rodeados de libros que no hemos leído —en el caso de Humberto Eco, demasiados libros para una sola vida— es una experiencia que nos ayuda a practicar la humildad.

Creo que esta evolución y este recorrido que estoy haciendo con mi relación hacia los libros está muy relacionado con el trabajo que estoy haciendo en cuanto a mi relación con el conocimiento, que es precisamente el tema que he tratado en muchas de las entradas que he escrito desde que abrí este blog.

Tendemos a tratar nuestro conocimiento como una propiedad personal que se debe proteger y defender. Es un adorno que nos permite ascender en la jerarquía social. De modo que esta tendencia a herir la sensibilidad de la biblioteca de Eco al centrarse en lo conocido es un sesgo humano que se extiende a nuestras operaciones mentales. Las personas no van por ahí con anticurrículum vítae en que se nos cuente lo que no han estudiado ni experimentado (una tarea que corresponde a sus competidores), pero sería bonito que lo hicieran. Del mismo modo que necesitamos darle la vuelta a la lógica de la biblioteca, nos ocuparemos de dársela al propio conocimiento.

El cisne negro, Nassim Nicholas Taleb (Grupo Planeta) [Traducción ligeramente alterada]

Aquí algunas de las recomendaciones de Anne-Laure con las que coincido y yo misma practico, para empezar a montarnos nuestra propia antibiblioteca son:

  • Anota todas las referencias relevantes que encuentres en los libros que lees para investigar la constelación de libros que se mencionan. Seguramente no todo te resulte interesante, pero a veces es posible que descubras un libro que te llame la curiosidad. Añade este libro a tu antibiblioteca.
  • Pide recomendaciones a tus amigos y amigas lectores. También puedes mirar la cuenta de Goodreads de personas que sabes que tienen tu mismo gusto. O preguntar por Twitter.
  • Deja que surja la magia. Descrubrir libros por casualidad en una libreria o por internet es algo muy bello. A veces una portada bonita o un título que te atrae puede desencadenar en una nueva relación con un tema o un libro muy gratificante.
  • No esperes que la proporción de libros no leídos disminuya. Esto es crucial. No hay una proporción adecuada, pero mientrás más leas, más se expanderá el perímetro de tu conocimiento y añadirás más libros a tu antibiblioteca. No lo veas como algo negativo, simplemente estás haciendo que los desconocidos se conviertan en desconocidos conocidos.
  • Mejora tu relación con el conocimiento. Al principio puede que el concepto de antibiblioteca te parezca raro e incluso que te produzca un poco de ansiedad. Hay tantos libros… ¿voy a poder leérmelos todos? ¿No estoy malgastando el dinero? Recuerda, el conocimiento es un proceso, no una posesión. Además, una antibiblioteca es una inversión en ti misma, la cual debería estar alineada con tus posibilidades. Solo con tener de tres a cinco libros no leídos en la estantería ya estás dando un paso enorme para expandir tu horizonte intelectual.

Termino con esta exposición itinerante de Heman Chong and Renée Staal, que comenzó en 2016 y durará diez años. Recopilan libros no leídos y los exponen por el mundo, pretenden «trazar los perímetros del conocimiento y reflexiona sobre las nociones de acceso, exceso, conocimiento compartido y las políticas de redistribución» (traducción propia).

https://jameelartscentre.org/whats-on/the-library-of-unread-books/

Escrito por:Guía Carmona

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